La manera de reconocer una de estas bicicletas es fijándote en sus características, que incluyen los siguientes aspectos:
– Manillar. El manillar de una fat bike es recto o de doble altura, para permitir una mejor visibilidad.
– Cuadro. Es similar al de las bicicletas de montaña (o mountain bike, MTB), robusto y con la inclinación suficiente como para permitir el libre movimiento del conductor. La única diferencia es que la horquilla y las vainas son más holgadas, para que puedan caber bien las ruedas, que son más anchas.
– Ruedas. Son la parte más característica de una fat bike, la que hace que las puedas distinguir a simple vista. Son más gruesas que las ruedas de las bicicletas de carretera o de montaña y suelen fabricarse con mazas de entre 160-190mm, con aros de 20-26″ y llantas de entre 64 y 130mm de ancho. Al igual que los neumáticos de los coches, tienen dibujos para ayudar a conseguir una mayor tracción y un mejor agarre en todo tipo de terrenos. Como son muy anchas, se pueden llevar a una presión relativamente baja, de unos 5-30 PSI.
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