Un paseo por la historia del patinete eléctrico

Los patinetes eléctricos son el vehículo de moda. Su tecnología eco-friendly y su practicidad hacen que el mercado crezca cada día más. Pero, ¿sabes cómo se originaron? ¿De qué año crees que datan? En este artículo te contamos más sobre la historia del patinete eléctrico.

1895 a 1915: Los inicios y orígenes del patinete eléctrico

A finales del siglo XIX, en 1895, Ogden Bolton Jr. y Hosea W. Libbey of Boston patentaron lo que por primera vez se conoció como una bicicleta eléctrica.

En los años siguientes, se fueron fabricando y exhibiendo distintos modelos de lo que ahora llamaríamos una motocicleta eléctrica. Algunos de estos modelos podían tener distintas velocidades y una autonomía de hasta 160km por carga. Este tipo de bicicletas o motocicletas eléctricas tenían la forma de los modelos convencionales, así que aún no eran patinetes, pero fueron los predecesores de este tipo de vehículos.

1915: El primer patinete eléctrico

En 1915, la compañía Autoped puso a la venta el primer patinete eléctrico de la historia, con una forma ya similar a los que conocemos hoy en día. Curiosamente, el tema de las legislaciones funcionó de manera muy similar a la que situación que tenemos ahora: primero llegaron los patinetes, y luego las normas para sus usuarios. Los legisladores tenían que ir adaptándose a estos nuevos vehículos e introducir cambios a medida que cambiaba el mercado. ¡Y eso que aún ni siquiera tenían semáforos!

Inicialmente, los patinetes de Autoped estaban enfocados a las mujeres, vendiéndose como aparatos ideales para la “nueva mujer independiente”. Las mujeres no eran, por lo general, usuarias de automóviles, de manera que así podían tener una manera de transportarse sin necesidad de nadie más. Representaban la libertad en cuanto a la movilidad.

No obstante, el Autoped fue ganando visibilidad y pronto se convirtió en furor también entre los hombres. Además, algunas empresas como la oficina de correos de Nueva York los compraron para facilitar los trayectos de sus trabajadores.

1915 a 1950: Caída y renacimiento de los patinetes

El repentino éxito de estos patinetes motivó a muchas empresas a crear modelos similares pero de combustión interna, a base de gasolina. Por sus características, esta forma de propulsión hizo que los patinetes a gas fueran más toscos, incómodos y difíciles de conducir, con lo que poco a poco fueron perdiendo el cariño del público. Casi desaparecieron del mapa: sólo se producían en talleres privados.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), al haber escasez general de gasolina, los patinetes eléctricos y las bicicletas/motocicletas eléctricas volvieron a ganar relevancia y vieron cómo aumentaban sus ventas, tanto para uso militar como ciudadano. Más tarde, cuando acabó la guerra, se volvió a cambiar a los modelos convencionales.

1950 a 1980: El gran boom de las motocicletas eléctricas

Durante esta época, se produjeron cada vez más motocicletas eléctricas. Al ser objetos muy voluminosos y pesados, a los fabricantes no se les pasó por la cabeza hacerlas más portátiles, por lo que los patinetes eléctricos no llegaron a producirse en masa.

La popularidad de las motocicletas eléctricas, así como los beneficios que aportaban al medio ambiente (que aún no se tenía muy en cuenta), propiciaron el desarrollo y fabricación de cada vez más modelos distintos. Se utilizaban tanto para uso militar y algunos trabajos como para uso diario de la población de a pie.

Algunas de estas motocicletas realmente estuvieron mucho tiempo en el mercado y satisfacían con creces las necesidades de la población. En 1974, Mike Corbin consiguió el récord del mundo al llegar a 266,165km/h con su motocicleta eléctrica. Y ese récord estuvo vigente durante… ¡nada menos que 38 años!

También en 1974, Honda puso a la venta sus patinetes de 3 ruedas para niños, el modelo Kick’n Go, con una estética más en la línea de lo que son ahora los patinetes. Este patinete ganó popularidad como un juguete, y es probablemente la causa por la que, años más tarde, aún veíamos los patinetes como juguetes en lugar de como algo más.

Poco a poco, se fueron produciendo más patinetes eléctricos y hasta llegaron a publicitarse en televisión o películas de la época.

1980 a 2000: El Go-Ped y los nuevos patientes

En 1986, la compañía Go-Ped puso a la venta el primer patinete a gas desde el Autoped. Tenía una gran plataforma en el centro para que el conductor fuera de pie, y el motor se situaba sobre la rueda trasera. Otros patinetes eléctricos funcionaban con baterías, pero no eran muy eficientes.

La invención de las baterías de litio en 1991 posibilitó su uso en cada vez más productos durante los años siguientes, y finalmente la movilidad sostenible se hizo viable. Las baterías de litio podían almacenar más energía por kilogramo, y tenían tiempos de carga mucho menores a las baterías anteriores. Es por eso que la mayoría de aparatos eléctricos que tenemos hoy en día, como los ordenadores portátiles, móviles o cámaras tienen baterías de litio.

En 1996, Peugeot se convirtió en la primera marca que produjo patinetes eléctricos en masa. Crearon el Scoot’Elec, que llegaba a una velocidad de 45km/h y contaba con una autonomía de hasta 40km por carga. Se fabricó durante 10 años, y aunque debido a la naturaleza de sus baterías no era la cosa más eco-friendly del mundo, significó un avance importante en el sector de los patinetes eléctricos.

Los patinetes eléctricos modernos de hoy en día

En 2001, la anteriormente mencionada Go-Ped fabricó su primer patinete eléctrico, y pronto otras marcas como Segway (que fue comprada por Ninebot en 2015) se subieron al carro (o al patinete), creando nuevos modelos y combinándolos con las nuevas tecnologías.

Durante la última década, cada vez más marcas están fabricando sus propios patinetes. Su comodidad, portabilidad, seguridad, bajo coste y bajo mantenimiento son características que enamoran al público. Además, durante 2020 los patinetes eléctricos experimentaron un boom increíble debido a la situación mundial causada por el covid, al ser un método de transporte personal, privado, seguro e higiénico.

No sabemos qué le deparará el futuro a estos vehículos de movilidad privada, pero una cosa está clara: el patinete eléctrico ha llegado para quedarse.

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